

Continuando con la campaña navideña y anticipándonos a las dudas que siempre surgen en estas fechas, sobre el regalo idóneo a comprar, os realizo una recomendación. Uno de los regalos que propongo es el de la imagen: un SINDICALISTA HINCHABLE, con el cual se regala el borreguito ROBA-GUITA. El primero no sirve para nada, pero ocupa sitio en el salón, lo sientas en una silla o en el sofá y da mucha compañía. Realmente indicado para trabajadores que necesitan a alguien a quien preguntar hasta cuando están dispuestos a engañarlos.
Bromas aparte, y esperando que nadie se sienta borreguito, sino más bien un “sin guita” robada por los del chirin-guita, y expresando mi más profundo respeto por todos los que continúan siendo engañados, entre los que no me encuentro, aunque si entre los perjudicados; continuo con el tema, que hoy no es otro que los sindicalistas trillizos hinchados. Si, resulta que algunos sindicalistas se hinchan, pero no solo de aire como cualquiera de los humanos trabajadores corrientes, sino que algunos al creerse poseídos de toda razón, y que debidos a sus años de poltrona dominan algunos temas administrativos, jurídicos y postales de tanto oírselos a sus bienpagantes afiliados; se hinchan tomándonos por ignorantes. De hecho, cuando muchos de ellos se pasan por las oficinas a veces intentan desviar los temas que no le interesan argumentando con articulado y otras pantomimas; ante lo cual hay que repetirle la pregunta porque no suelen contestarlas con la evidente realidad.
Como creo que ya no tienen argumentos hay que pincharles donde les duele, en las continuas traiciones y nosotros los currantes si que podemos hablar de ellas porque nuestra experiencia laboral nos ha enseñado que son muchas. A fecha de hoy, el que más y el que menos puede mirarle a los ojos y decirle que le han jodido de una u otra forma, y que le expliquen el motivo de esa o de otra. Están hinchados de aire maloliente, porque casi siempre que hablan dicen mierda, vamos que sus argumentaciones son flatulencias orales.
No debemos dejar, que a nuestra casa, a nuestras oficinas, bajen esos elementos de sus podios sindicales a insultarnos, ya que después de engañarnos pretendan hacernos ver que estamos equivocados; vamos que nos toman por idiotas.
Ahora que empieza la campaña de Navidad, que no nos regalen sus insultos o sus mentiras, y que no nos digan que falta poco para la firma del Convenio colectivo. La empresa dice que quiere firmarlo antes de que acabe el año, y las gemelas que no nos preocupemos por los días de asuntos propios del 24 y el 31, y de la gasolina de los rurales, ya que con la inmediata firma se solventara, y que esta vendrá ya.
Escucho rumores muy altos, en los que parece que la firma del convenio y la apertura de las listas serán como muy pronto para marzo, por lo que nuestros problemas no nos lo solventaran de forma inmediata, como hacen siempre. Que se mojen, que digan fechas y hasta donde están dispuestos a ceder en nuestros derechos.
Si se mojan a lo mejor vemos el agujerito por donde pierden el aire estos muñecos hinchables, y habrá que ayudar a que crezca para deshincharlos por completo.
Ya somos demasiados los que resoplamos y no para hincharlos, sino de mala leche.
Hay que darles aire, pero para que se vayan. Y vaya, vaya que se deben de ir. Y que griten: “ME VOY, ME VOY", pero no de éxtasis orgásmico de muñeco hinchable, sino del empuje que les vamos a dar sacándoles la válvula que los harán huir como cuando deshacemos el nudo de un globo y marcha pitando.
Estamos en el aire, nosotros seguimos en directo, pero esta retransmisión continuara en las ondas; o mejor dicho, en las hondas, como con la que David venció a Goliat.